viernes, 25 de junio de 2010

Para fiarse

El otro día tuve el placer de recibir en mi parque a mi madre (aunque viene habitualmente)a mi hermano, mi cuñada y mi sobrino de 4 meses. Hacía una tarde agradable, de esas que invitan a tomarse una cervecita en la terraza que está junto a los columpios.
-¿qué te pido? me dijo mi hermano
-va casi nada, le dije con cierta envidia, pero es que tenía a Irene en una punta del parque y a Ignacio en otra y una cosas es girar la cabeza como un buho estando de pie y otra sentada, así que nada, no era el momento.
Irene estaba con un amigo de la guarde y su entregada abuela(la del niño) le vigilaba, pero claro de vez en cuando yo tenía que hacer de madre pendiente, más que nada por no parecer una de esas caraduras que endiñan el cuidado a otras.
El padre de las criaturas llegó pronto porque yo me tenía que ir con Irene al médico, así que le dejé que vigilara a Ignacio.
Bueno en resumen, 4 adultos sentados en una terracita de verano con sus cañitas vigilando a un niño de 15 meses, madre sedienta recorriendo el parque en busca de irene, vuelve la madre sedienta a la mesa y pregunta, '¿Dónde está Ignacio????', y alguno dice, 'Pues ahí...' miro y me lo encuentro encaramado en una tarima (a la que se accede tras 5 escalones) con un 'precipicio'de varios metros tras el.
Les dije de todo y sobre todo les 'amenacé' con que lo contaría en mi blog, así que aquí está.

2 comentarios:

marisol dijo...

Francamente corrio como una lagartija, y no creia que un mocoso de 15 meses corria a esa velocidad.La proxima vez lo tendremos atado con un candado a la silla

El Abuelico dijo...

Faltaba yo y se nota...........